Como pocos siguen la historia del Sermón de la Montaña, Jesús ahora se convierte en el maestro. Todo pecado comienza en el corazón. La mente y lo llevará a cabo. Alguien dijo una vez: “El ojo ve lo que siente el corazón”. Cuan cierto. Un corazón enojado, lujurioso, codicioso o envidioso influirá en la forma en que vemos a las personas y al mundo. Para evitar tal perspectiva, debemos mirar en nuestro corazón y pedir ayuda al Señor. Esto viene a través de la gracia y nuestra intención de cambiar. Pidamos al Señor que abra los corazones al amor, para que veamos el mundo a través de sus ojos.