Juan el Bautista es un líder siervo con un corazón humilde. Dice que no es digno de los elogios de la gente. Está sirviendo al que aparecerá pronto, Jesucristo. ¿Para quién podemos ser un líder servidor? ¿De quién “podemos desatar el zapato” y liberarlos de alguna carga en un sentido espiritual o material? ¿De quién es el alma que podemos lavar con una palabra o un gesto amable? Este es ser un líder servidor en el mundo de hoy. Así es como apuntamos al Señor.